Granjas verticales: El futuro de la agricultura

Con el crecimiento de la población mundial, cada vez se hace más importante encontrar soluciones para suplir las necesidades alimentarias del planeta. Y es que la mayor parte de esta población se concentra en las grandes urbes. La agricultura tradicional parece no dar abasto para nuestro estilo de vida moderno. Los cambios demográficos hacen que nuestro sistema alimentario esté al borde del colapso; las urbanizaciones día tras día ganan terreno y destruyen los terrenos cultivables. Nuestros cultivos absorben gran parte de nuestros recursos, el cambio climático trae consigo fenómenos naturales que destruyen las plantaciones y el uso de pesticidas es muy frecuente, creando las llamadas "superplagas" (insectos, malezas y patógenos resistentes a los agroquímicos).

Según estadísticas del Banco Mundial, en los últimos 15 años la agricultura ha representado entre el 6% y el 8% del PIB de Colombia.

¿En qué consiste una granja vertical?

Ante estas condiciones ha surgido una solución que para muchos puede sonar a "película futurista". Hablo de las granjas verticales, un método de cultivo que hace uso de los avances tecnológicos y las edificaciones para producir alimentos de forma masiva, sin ocupar grandes extensiones de terreno. Además de aprovechar el espacio, se puede reducir notablemente el uso de agua, un recurso cada día más limitado.

Las granjas verticales no son más que contenedores apilados uno encima del otro, donde las plantas pueden desarrollarse sin estar sembradas directamente en el suelo, ahorrando espacio y recursos. Este tipo de cultivos recrea las condiciones naturales de una granja tradicional mediante el uso de agua con los nutrientes adecuados (hidroponía), luz artificial proveniente de lámparas UV y reguladores de temperatura. Todo esto con el fin de que la planta pueda desarrollarse adecuadamente e incluso incrementar su productividad.

Una de las ventajas de este tipo de cultivos es la reducción casi total de plagas, hongos, virus y enfermedades que afectan los campos. Al estar en entornos herméticos, es más fácil su control y se reduce el uso de pesticidas, ayudándonos a consumir alimentos más saludables. También vale la pena destacar que la preocupación por los fenómenos naturales como las granizadas, las sequías y las heladas desaparece por completo. Al ser cultivadas dentro de ambientes urbanos, nos ahorramos los gastos en transporte porque no hay que recorrer largas distancias para traer los alimentos desde el campo hasta nuestra mesa.

¿Es viable en Colombia?

Colombia es un productor agrícola y debe estar a la vanguardia de los nuevos avances en la materia. La agricultura juega un papel fundamental en el desarrollo económico del país. No le podemos perder pisada a las grandes potencias que ya han implementado estos cultivos en sus ciudades. Debemos estar alineados con el desarrollo tecnológico.

Según estadísticas del Banco Mundial, en los últimos 15 años la agricultura ha representado entre el 6% y el 8% del PIB de Colombia.

Pero no podemos dejar de lado a la inmensa población colombiana que vive y se sustenta del campo. Proyectos de este tipo están diseñados para ser desarrollados en las ciudades. La tecnología necesaria para esto sería bastante costosa, lo cual significa que nuestros campesinos quedarían excluidos del negocio y que la inversión la realizarían empresas privadas con los recursos necesarios. A esto le sumamos que muchos de los procesos en el cuidado de estos cultivos son automatizados y que se requiere poco personal para su funcionamiento, eliminando de esta forma el sustento de gran parte de las familias campesinas de escasos recursos.

Otro de los problemas que surgirían es el gasto energético y la poca inversión que ha hecho Colombia para encontrar fuentes de energía renovables y limpias. Desde luego, estas dificultades pueden ser sobrellevadas si nos proyectamos a futuro; se podrán ir encontrando soluciones para que todos podamos disfrutar de los múltiples beneficios que esto traería.


Conclusión

Las granjas verticales son una realidad. Tienen potencial para revolucionar la industria alimentaria y se abre la posibilidad de avanzar hacia un mundo más rico y sustentable. La clave será la forma como las implementemos.



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